El director Michael Moore pone su punto de mira en el sistema sanitario estadounidense, de gestión privada y regido por empresas aseguradoras. Moore compara la situación de los enfermos en EE.UU. con la de algunos países de Europa y Latinoamérica, viniendo a revelar que, mientras para un ciudadano americano romperse un hueso puede ser motivo de ruina económica, en muchos otros países los gobiernos ayudan a sus ciudadanos, no sólo con la Seguridad Social, sino también con empleados al servicio de madres trabajadoras, de enfermos terminales o de personas con necesidad de atenciones especiales.
Cuando fue entrevistado acerca de su película, Moore dijo: «Si la gente pregunta, díganles que Sicko es una comedia acerca de los 45 millones de personas sin salud pública del país más rico de la tierra».
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